UPyD: El principio del fin

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de GUILLERMO LUNA GONZÁLEZ.

La formación transversal liderada por Rosa Díez atraviesa su momento más crítico desde su fundación, hace ya casi ocho años (26 de septiembre de 2007). El partido magenta está sufriendo un continuo terremoto dentro de sus filas y recibiendo numerosas críticas entre sus militantes y simpatizantes. Quién lo iba a decir hace un año, cuando las encuestas daban a UPyD el mejor resultado electoral de su historia, situándose como cuarta fuerza política y pisando los talones a IU (cuya situación actual merece también un profundo análisis). Sin embargo, en doce meses el panorama político ha cambiado tanto que UPyD no ha sabido reaccionar a tiempo. Y eso en política tiene sus consecuencias.

Sin duda, la irrupción de nuevos partidos en el tablero político como Podemos o Ciudadanos (este último es más longevo pero su política hasta el momento pasaba únicamente por Cataluña) ha hecho mucho daño al partido magenta. Prueba de ello son las encuestas, ese estudio sociológico infravalorado por los partidos pero que describen en la mayoría de los casos el panorama político con gran acierto. Desde el pasado verano venían pronosticando una caída en intención de voto de UPyD. Curiosamente, cuanto más bajaba el partido de Rosa Díez, más subía el de Albert Rivera.

Hasta las pasadas elecciones andaluzas, donde el partido no logró ni un solo escaño, en la dirección general se afirmaba con contundencia que UPyD iba a entrar en el Parlamento porque ellos eran los únicos que realmente luchaban por la “regeneración política y democrática”. Sin embargo, esas palabras de optimismo y seguridad se convirtieron en papel mojado cuando la noche del 22 de marzo, un escrutinio al 99% dejaba fuera a Martín de la Herrán, candidato magenta.

Fue entonces cuando comenzaron a sucederse una serie de acontecimientos dentro del partido. Los más críticos fueron en primer lugar los votantes de UPyD que se lamentaron por no haber logrado llegar a un acuerdo con Ciudadanos antes de los comicios andaluces y poder mantener vivo el proyecto del partido en Andalucía. La misma noche del desastre electoral, la formación magenta se limitó a decir que los resultados habían sido un fracaso, pero nadie asumió la responsabilidad de aquello.

Pasaron los días y Rosa Díez seguía sin reconocer su responsabilidad en lo sucedido. Únicamente se centraba en continuar luchando por convencer al resto de los españoles que su proyecto era el más sensato, en decir que UPyD debía ganar en las autonómicas y municipales de mayo. Parecía que lo de Andalucía no era importante, a pesar de ser la Comunidad Autónoma con el mayor censo electoral del país. Ante esa situación, se alzaron las voces de grandes figuras del partido como Irene Lozano o Toni Cantó, quienes aseguraron estar profundamente en desacuerdo con la postura adoptada por la dirección general. Tal es así que la primera decidió abandonar la cúpula de UPyD, mientras que el famoso actor declaró a los medios que su objetivo pasaba por convencer a sus compañeros de militancia en el Consejo de Dirección que el futuro de UPyD pasaba por una cambio en la dirección del partido y, por tanto, la dimisión de Rosa Díez.

laturca-UPyD-Desafortunadamente para Cantó, su propuesta no prosperó y la fundadora de UPyD siguió al frente de la formación. Parecía que con ese intento fallido de cambiar el rumbo del partido magenta las aguas iban a volver a su cauce, pero lo cierto es que la herida tan solo había comenzado a sangrar. En menos de un mes desde las elecciones andaluzas, Rosa Díez ha sufrido un descenso sin precedentes en el número de afiliados al partido y un continuo trasvase de los mismos a Ciudadanos que, sin duda, es el gran beneficiado en esta situación. No suficiente con esto, la dirección del partido se ha visto obligada a nombrar gestoras en cuatro Comunidades Autónomas (Andalucía, Asturias, Castilla-León y Galicia) al no disponer de miembros suficientes para ejercer el proyecto político.

Aún hay más. Al ya mencionado abandono de Irene Lozano hay que sumarle el de Álvaro Anchuelo; el portavoz de la Asamblea de Madrid, Luis de Velasco; o el diputado autonómico en la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero, que ha hecho público su deseo de formar parte de Ciudadanos. Parece que a Rosa Díez no le ha sentado nada bien esta sucesión de bajas del partido y no ha dudado en arremeter duramente contra ellos diciendo que se siente traicionada con los que aprovechan un mal momento de UPyD para intereses personales. Además, no le ha temblado el pulso para expulsar de la formación a aquellos militantes críticos con ella, lo que demuestra que su partido, en vez de llamarse UPyD, debería llamarse UyP puesto que la D de democracia no la ejerce ni ella misma dentro de sus filas (Déjenme que dude también de la U de Unión y de la P de Progreso). En total dos eurodiputados han sufrido el autoritarismo de la señora Díez: Fernando Maura y Enrique Calvet.

Parece que la única valiente en plantarle cara a Rosa Díez ha sido Irene Lozano. Recientemente halaturca-UPyD-1 hecho público su intención de crear una candidatura alternativa a liderar el partido, aunque no descarta llegar a un acuerdo con Ciudadanos para unirse en una misma marca electoral. Según ha asegurado, es la única forma de evitar un descalabro mayor. Lo que está claro es que, de seguir así la situación, el futuro de UPyD pasa por poner punto final a su andadura política. Mucho han de cambiar las cosas en sus filas internas. De lo contrario, el principio del fin será el fin definitivo.