El caso Snowden: cuando defender la privacidad se convierte en delito

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 de Piertoni Russo.

El 30 de junio de 2013, Edward Joseph Snowden, un joven informante estadounidense, antiguo empleado de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian y The Washington Post, algunos documentos extremamente secretos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA).

Según Snowden, la NSA está utilizando un programa de vigilancia electrónica, nombrado PRISM, que controla tanto a los ciudadanos que viven fuera de Estados Unidos, como a los estadounidenses que mantengan contactos con personas que viven fuera del país. La NSA – continua Snowden – colabora con empresas de Internet como Facebook, Microsoft, Google, Apple, Yahoo y Dropbox que proporcionarían las informaciones privadas de sus usuarios a NSA. Las informaciones habitualmente facilitadas incluyen correos electrónicos, fotos, videos y direcciones IP.

Las compañías implicadas han desmentido prontamente la colaboración con la NSA y algunas han negado de tener conocimiento del programa PRISM. La mayoría de las compañías ha puntualizado que solo proporciona informaciones autorizadas por ley que vengan solicitadas a través  de una orden judicial. Además, han coincidido en desmentir que el Gobierno de Estados Unidos o de otro país tenga acceso a los datos privados de los usuarios y que las empresas de Internet participen voluntariamente en estos programas.

Snowden, que en mayo de 2013 estaba trabajando para la NSA en Hawái, dejó repentinamente su alojamiento y voló a Honk Kong, quedándose a vivir en una habitación de un hotel, donde empezó a facilitar las informaciones “prohibidas” a los periódicos. La entrevista que hizo clamor y que levantó la polémica en referencia al traspaso de informaciones personales y a la falta de privacidad en internet fue la que el informante concedió al periódico británico The Guardian. Snowden revela las tramas oscuras de las agencias de seguridad americanas y las relaciones con la Web. Acosó al gobierno de Estados Unidos de no respetar la privacidad de los ciudadanos: “No quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas…No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir”.

El clamor de la entrevista – una nueva WikiLeaks que desvela nuevamente las formas sucias de actuar del gobierno estadounidense y de muchas compañías Web – hizo que Snowden tuviera que marcharse a Rusia, volando a Moscú y quedándose atrapado desde el 23 de junio en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Scheremétievo. Snowden pidió asilo político a 21 países y lo recibió por parte de República bolivariana y Venezuela. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos lo acosó de “asunto criminal” y le invalidó el pasaporte, impidiendo así a Snowden viajar de Rusia a los países que lo hubieran acogido como exiliado. Al día de hoy Snowden sigue en el aeropuerto de Moscú.

Estados Unidos se apresta a condenar a una persona por haber alertado al mundo entero de la triste realidad: hemos perdido nuestra privacidad. Lo que antes era un derecho de cada ciudadano ahora se convierte en un instrumento utilizado contra los individuos, para una supuesta defensa de su seguridad. E intentar defender la vida privada se convierte en delito. Snowden se ha convertido ya en el nuevo Julien Assange, un peligro para la seguridad de Estados Unidos, exactamente por desvelar lo abusos que se cumplen diariamente en cuestión de privacidad y seguridad, y que nos afectan en primera persona.

Puede ser que el ex agente de la CIA se haya finalmente arrepentido y haya reflexionado sobre los limites éticos que cada día se destrozan para llegar a las informaciones privadas de los ciudadanos. Es hora de volver a restablecer los justos límites y devolver a los usuarios de internet la privacidad que les corresponde.  Internet es un mundo demasiado amplio y poco controlable, y demasiadas persones interaccionan con la Web con excesiva superficialidad sin enterarse de los riesgos que se pueden correr y de las consecuencias. Snowden nos ha alertado, es hora de ser conscientes.