El disco rayado que está hundiendo el PP

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    de Piertoni Russo.

El miércoles pasado, 12 de noviembre, el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareció delante de la prensa en La Moncloa, para comentar lo que pasó en Cataluña el 9-N, día del proceso de participación ciudadana, cuando se preguntó a los catalanes si quieren que Cataluña sea Estado y, en caso afirmativo, si quieren que sea un Estado independiente.

2.305,290 personas, el 33% de los llamados a votar, participaron en esta votación, sin valor, convocada aunque hubiera sido prohibida por el Estado Español y paralizada por el Tribunal Constitucional, porque ilegal e inconstitucional.

El 80,76% de los electores votó deseando que Cataluña sea un Estado independiente, el 10,07% optó por un Estado no independiente, el 4,5% votó por el No.

El Presidente Mariano Rajoy sintió la necesidad de comparecer en público para contestar a las acusaciones de quien reprocha al gobierno su inmovilidad respecto al asunto del referéndum catalán. Un referéndum que según el jefe del gobierno, no se celebró y que, de todas formas, demostró que “dos de cada tres catalanes no ha hecho caso a Mas”.

cataluña-consulta-9N-laturcaLa realidad es que el 9-N la consulta tuvo lugar y la participación fue bastante alta. En Cataluña todos los grupos políticos que apoyaron la consulta celebraron el día como si hubiera sido más exitoso de lo que se había planteado. Evidentemente el solo hecho de estar votando era un evento que a pocas semanas del 9-N muy pocas personas creían. Un proceso participativo que no debía tener lugar y que solo el gobierno central, con su pasividad, permitió que se celebrase.

“Cataluña se va”, era el lema que muchos intelectuales, políticos, periodistas gritaban ya varios meses antes del 9-N. Nadie les hizo caso. Rajoy repitió de forma casi robótica durante estos últimos meses que el referéndum era ilegal y no tenía que celebrarse, pero no hizo nada más. Y lo mismo hizo durante la comparecencia del miércoles pasado, hablando como si el referéndum todavía no se hubiese celebrado.

El rechazo al diálogo y la falta de medidas claras respecto a este asunto así importante para el futuro de España, ha convertido un día sin significado como el que podía ser el pasado 9-N en un día histórico para Cataluña; un día que ve a Artur Mas salir fortalecido y con un renovado poder político y un fuerte apoyo popular.

El disco rayado que está caracterizando los discursos de los mayores exponentes del PP durante las comparecencias públicas de los últimos meses, en referencia a asuntos muy serios, como el debate sobre Cataluña o el escándalo de los casos de corrupción que están afectando a varios políticos de relieve del partido de gobierno, no está más que empeorando inexorablemente la situación de un barco que observa impotente su rápido hundimiento.

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